El proceso de dirección estratégica requiere una planificación, un proceso continuo de toma de decisiones, decidiendo por adelantado qué hacer, cómo hacerlo, cuándo hacerlo y quién lo va a hacer.

En este artículo
  • La dirección estratégica es un proceso continuo y planificado que implica la toma de decisiones sobre qué hacer, cómo, cuándo y quién lo hará.
  • La dirección estratégica se divide en tres fases: análisis estratégico, formulación de estrategias e implantación de las estrategias.
  • Este proceso requiere un análisis tanto interno como externo de la empresa, considerando amenazas y oportunidades del entorno competitivo así como los puntos fuertes y débiles de la propia empresa.
  • Las estrategias son formuladas en los entornos corporativos, de negocio y funcional. Luego se evalúan y se selecciona la más adecuada para ponerla en marcha.
  • La dirección estratégica proporciona múltiples beneficios, como mejorar el proceso de toma de decisiones, permitir decisiones inteligentes, motivar a las partes interesadas y mejorar el compromiso de los trabajadores.
  • Una vez elegida la estrategia, se elabora un plan estratégico que incluye los objetivos y las decisiones adoptadas, así como los medios que deben emplearse y el camino que debe seguirse para que la estrategia tenga éxito.
  • La implantación de la estrategia requiere un equipo capaz de estimular la actividad de los recursos humanos, una estructura organizativa y una cultura empresarial que contribuyan a una implantación eficaz.
  • Finalmente, el proceso de dirección estratégica incluye una etapa de planificación y control estratégico que se ocupa de la revisión del proceso de implantación de la estrategia y su adaptación a medida que las condiciones internas y externas van cambiando.

El proceso de dirección estratégica

El análisis y formulación de una estrategia empresarial y su implantación posterior deben tener en cuenta, por una parte, los factores de oportunidad respecto de su entorno competitivo; y, por otra, la integración de estos con la diagnosis de su situación económica y con el conjunto de objetivos y reglas que orienten el funcionamiento de la empresa. Esto implica la utilización de una metodología adecuada.

En este sentido, casi todas las propuestas al respecto consideran la dirección estratégica como un proceso con una serie de fases que deben desarrollarse con un determinado orden.

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Por qué es importante la dirección estratégica: beneficios

Antes de profundizar en el proceso de dirección estratégica, es importante considerar algunos de sus beneficios.

  • Mejorar el proceso de toma de decisiones. Lo que no se sabe, no se puede manejar. Las empresas necesitan conocer el rendimiento de todas las funciones comerciales para mantenerse actualizadas y prepararse para el futuro. Con una dirección estratégica clara, los gestores están en una posición mucho mejor para evaluar las fortalezas y debilidades generales y tomar decisiones basadas en datos.
  • Tomar decisiones inteligentes. Sin una comprensión clara de las necesidades comerciales, es difícil para las empresas evaluar las brechas de capacidad y realizar contrataciones y adquisiciones adecuadas para mapear con precisión las brechas y tomar decisiones inteligentes para reducir esas brechas.
  • Motivar a las partes interesadas. Con un plan estratégico sólido, es más fácil para las empresas involucrar y motivar a los stakeholders, brindándoles una hoja de ruta claramente diseñada para superar posibles problemas y garantizar la continuidad del negocio.
  • Mejorar el compromiso de los trabajadores. Las empresas necesitan un objetivo definido y bien respetado para motivar a los trabajadores y a los equipos a rendir al máximo. Con el proceso de dirección estratégica, las empresas pueden establecer por sí mismas una visión y un objetivo claros con los que todos los trabajadores pueden relacionarse y mejorar tanot su motivación como su compromiso.

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El proceso de dirección estratégica

El siguiente cuadro presenta la visión sintética del proceso de dirección estratégica que ofrecen Guerras y Navas.

 visión sintética del proceso de dirección estratégica que ofrecen Guerras y Navas

Esta propuesta divide el proceso de dirección estratégica se divide en tres fases: análisis estratégico, formulación de estrategias e implantación de las estrategias.

Además, propone las siguientes  actividades componentes fundamentales del proceso de dirección estratégica:

  1. Establecer las finalidades y las misiones generales de la empresa.
  2. Realizar un análisis externo de la empresa (amenazas y oportunidades del entorno competitivo).
  3. Realizar un análisis interno para ver los puntos fuertes y débiles de la empresa, para determinar su posición competitiva.
  4. Diseñar las estrategias, formulándolas en los entornos corporativos, de negocio y funcional.
  5. Evaluar las estrategias y seleccionar la más adecuada.
  6. Poner en marcha la estrategia seleccionada.
  7. Controlar la estrategia

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Fases del proceso de dirección estratégica

Como ya se ha visto, las tres grandes partes en las que se divide el  proceso global de dirección estratégica son el análisis estratégico, la formulación de estrategias y la implantación de estrategias.

A pesar de que estas tres fases tiene un orden lógico, una después de otra, en la realidad el proceso se concibe de una manera más realista. De este modo, los diferentes elementos incluidos en cada fase deben aportar información constante a los demás a lo largo del proceso.


Fase 1: Análisis estratégico


El análisis estratégico es el proceso que permite determinar el conjunto de amenazas y oportunidades que el entorno ofrece a la empresa, así como los puntos fuertes y débiles de la misma.

Esto permite a la dirección hacer una evaluación de la situación. De este modo, una vez definidos los objetivos, finalidades y metas de la empresa, se pueden formular la estrategia más adecuada.

Para ello, el análisis estratégico estudiará tres elementos que determinarán el espacio estratégico en el que se desarrollará la empresa. Estos, a su vez, serán los ejes sobre los que se construirá la estrategia. Estos elementos son la definición de las finalidades y misiones de la empresa, el análisis externo y el análisis interno.

  • La definición de las finalidades y misiones generales de la empresa (misión y objetivos) pretende dar coherencia a toda la actuación empresarial y al propio proceso de dirección estratégica.
  • El análisis externo pretende identificar el conjunto de amenazas y oportunidades que caracterizan el entorno en el que está inmersa empresa.
  • El análisis interno trata de determinar y evaluar los factores que conforman los puntos fuertes y débiles de la empresa para realizar un diagnóstico interno de la organización.

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Fase 2: Formulación de estrategias


A partir del análisis estratégico, la empresa intenta diseñar diferentes alternativas posibles para conseguir su misión y objetivos definidos en función del contexto marcado por el análisis interno y el análisis externo.

Esto llevaría a la definición de los siguientes elementos:

  • Elección de las estrategias competitivas en cuanto a liderazgo en costes, diferenciación, etc.
  • Definición de las dirección de desarrollo futuro de la empresa en cuanto a especialización, diversificación, etc.
  • Definición de las formas de crecimiento, que puede ser interno, externo, o de cooperación, por ejemplo.
  • Determinación del grado y las vías de internacionalización más convenientes.

Con varias estrategias alternativas a la vista, el siguiente paso es evaluarlas para elegir cuál de ellas es la que se va a implantar en la siguiente fase. Por lo tanto, lo importante es que los criterios empleados sean capaces de identificar y diferenciar la mejor estrategia de todas las posibles.

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Fase 3: Implantación de la estrategia


Una vez elegida la estrategia más adecuada llega el momento de ponerla en marcha. Para la implantación de la estrategia resulta útil elaborar un plan estratégico. Dicho plan debe incluir los objetivos y las decisiones adoptadas en las etapas anteriores, así como los medios que deben emplearse y el camino que debe seguirse para que la estrategia tenga éxito.

Sin embargo, no puede olvidarse que, además de un camino bien definido, es fundamental contar con un equipo capaz de estimular la actividad de los recursos humanos para que la consecución de los objetivos, así como con una estructura organizativa y una cultura empresarial que contribuyan a una implantación eficaz.

Para finalizar, la implantación de la estrategia se completa con la etapa de planificación y control estratégico. Esta se ocupa, en primer lugar, de la formalización y la revisión del proceso de implantación de la estrategia. En segundo lugar, su función es la adecuación de dicha estrategia a media que las condiciones internas y externas más cambiando. Esto supone verificar que los resultados están alineados con la misión y los objetivos de la empresa y, en caso contrario, corregir las deficiencias tanto en la fase de implantación como en las de análisis, formulación o evaluación de la estrategia.

Algunas veces las estrategias son más importantes que la innovación en sí misma. El problema es que raramente te dejan una segunda oportunidad.

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